Lágrima de
una rosa
La rosa
de un color intenso,
qué
fulgurante reía,
receptiva a
los amores fértiles,
buscando
por los senderos verdes,
persiguiendo
sueños conquistadores,
flotaba su
alma y, era brillante,
alegre su
espíritu todo un jolgorio vivaz,
pura
inocencia, ausente la maldad,
la vereda
estrechó su integridad,
dulces
voces llegaron a su inocente oído,
cogió la
estrella de su esperanza y la frotó,
miles de
fuegos armonizaron su firmamento,
enormes
faroles como guías de barcos,
intenso
generador desde su corazón,
bullendo
dichas a gráneles,
¡Pero de
pronto sintió un aguijón mortal!
Cogió sus
manos elevándolas al pecho,
Al abrirlas
el horror le vino a su rostro,
sangraba su
alma, el corazón desgarrado,
mortal
herida en desconcierto y confusión,
la rosa
absorta, sangraba, no atinaba lo sucedido,
las manos
que delicadas la tomó,
fueron
esas, misma de engaño,
las que
abortaron su gloria esperada,
como la
guadaña que al ras cortó de tajo la rosa,
confundiendo
el rojo líquido con su hermoso color.
¡Y el
verdugo cantando una melodía sarcástica, se marchó!
La rosa que
roja es y qué sangrante quedó,
inocente,
culpable, la rosa inocente, culpable,
y el
verdugo besando a su madre después del crimen.
Abraham
Guevara
No hay comentarios:
Publicar un comentario