Coordinador.

Coordinador.
"Acomodaba mi horario al de ella, un universo de mi proceder, un nuevo día a la espera de ella, a veces me detenía otra ella, en el pasillo me deslumbraba, su risa me hipnotizaba",

lunes, 22 de octubre de 2012

Hombre del sombrero

En el borde de la tristeza viaja
el hombre del sombrero curtido,
deja la amargura en su laboriosidad,
con el rostro compungido observa sus manos,
elevando al cielo la mirada ve su paga,
enterrando sus ojos al suelo busca una repuesta,
le llueven en su mente muchas tentaciones,
exhala fuerte una bocanada de aire y da la vuelta,
pesadumbre lleva aliñada la carga de sus pies,
rasca su cabeza donde el ardor no es en su cuero,
sus pasos las flores de su camino le ven,
y en silencio le animan levantando sus pétalos,
siente el aroma de ellas y aun cabizbajo
no entierra la estrella de su porvenir,
girando su mente busca distintos senderos,
aquellos que le disipen las dolencias del alma,
en el borde de lo incomprensible viaja,

el hombre que curtido y tostado está por el sol,
en oscuro la jornada así mismo su término,
al salir de su hogar sus chamacos quedan dormidos,
al regreso los encuentra también dormidos,
es larga la batalla y no existen los fines de semana,
para el descanso no, ellos se ocupan al jornal,
no es alegre la lluvia en su choza, es triste en sus bordes,
un tiempo de alimentos es el único menú  en el día,
zozobra le atrapa cuando su tropa de chavalos
se alistan al colegio y, no hay con qué de los cuadernos,
el hombre de curtido rostro que hiere la tierra,
para sembrar las urbes cosmopolitas,
vacías en cayos  lleva a su morada sus manos,
la tristeza como un mázate no lo abandona,
lleva la cruz de las oportunidades,
el calvario a cuesta, ya que la señora
oportunidad nunca se le aparece,
y va consumando su tiempo en el desgaste
de su piel de noche a noche hasta caducar.

Abraham Guevara

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